“INTEGRO” E L’ARTE DE ENCARNAR UN’IDEAL

di SERGIO VAZQUEZ

Fondatore e Direttore Istituto INTEGRO, Guadalayara, Messico.

Pubblicato sulla rivista “Informazione Psicoterapia Counselling Fenomenologia” n° 1, gennaio – febbraio 2003, pagg. 229-247, ed. IGF. Roma

 

 

 

Compartir con ustedes la historia de INTEGRO, es de alguna manera, hablar de mi propia historia; de cómo ésta y la circunstancia, condujeron hacia la configuración que en el presente, hombre y obra hemos tomado.

Podría pasar muchas horas platicando las anécdotas de mi vida. Pero no lo voy a hacer, porque antes que yo terminara seguramente se agotaría su paciencia. Mencionaré solamente algunos pasajes que desde mi análisis, constituyen los antecedentes remotos del que hoy reconozco como un ideal encarnado.

Desperté a la adolescencia en un colegio franciscano, en donde mi precocidad me procuró más de un problema disciplinario. Esto favoreció que los frailes tomaran mi educación como un reto personal, empeño que me introdujo prematuramente al mundo de las ideas complejas. Así, mientras mis congéneres  gozaban con los juegos propios de la edad, yo estudiaba historia y filosofía cristiana, latín y griego.

Tal vez influido por una visión del hombre más complicada, ya que mi primer profesión fue la de abogado, me plantee preguntas sobre la conducta humana: ¿A qué se debía que los hombres robaran, mataran o violaran?, ¿Cómo era que algunas personas mordían la mano que les daba el alimento?, ¿Cómo era posible que dos seres que se amaban y se casaban, terminaran divorciándose y finalmente haciéndose pedazos, con tanto odio que ni siquiera se tomara en cuenta que los principales perjudicados serían sus hijos?.

Creí poder explicar estos contrasentidos – que seguramente formaban parte del argumento de mi angustia existencial – por medio del estudio y ejercicio profesional del derecho. Me veía a mi mismo como un defensor de causas nobles, como un procurador de lo justo en las relaciones humanas y en última instancia desde mi profesión, haciendo algo para cambiar lo anteriormente dicho.

Lo que encontré en la abogacía en nada coincidía con mis presupuestos. Descubrí que derecho y justicia no son sinónimos y que la faceta revelada por el hombre en los juzgados y reclusorios, no es precisamente la más humana.  De modo que no me adherí a la profesión; incidentalmente, mi práctica derivó al mundo de los negocios en donde se reveló mi capacidad para transformar proyectos en realidades.

Mi acercamiento a la psicología ocurrió catorce años más tarde. Después de muchas experiencias, algunas exitosas, mis antiguas preguntas seguían sin respuesta y se habían añadido otras nuevas; el vacío personal se había llenado sólo parcialmente con el deporte de hacer dinero y poder, pero faltaba la trascendencia.

Abrí entonces mi segundo período formativo. Por espacio de cuatro años, incursioné en la corriente psicoanalítica, particularmente con los neofreudianos Jung y Szondi, también regresé a las aulas para una nueva búsqueda universitaria y cinco años después emergía un psicólogo que intentaba conciliar, desde una base conductista, el humanismo psicoanalítico y rogersiano con la filosofía jesuita de la universidad en la que estudié psicología y la maestría en desarrollo humano.

A partir de lo señalado en los párrafos anteriores, estructuré un modelo de psicoterapia que funcionaba nada espectacular; pero mis pacientes mejoraban, mi consulta se nutría y comencé a sentirme cómodo con mi desempeño. Sin embargo, aún no lograba descubrir el paradigma al cual adherirme en cuerpo y alma.

No fue sino hasta mi encuentro con Jorge Espinoza que vine a descubrir la terapia gestalt. Jorge, quien fuera discípulo de Erwin y Miriam Polster, llegó a Guadalajara para impartir un diplomado, al que acudí más por mi afición a las nuevas teorías que por convencimiento de su utilidad. Sin embargo, lo que encontré con él era justo lo que había estado buscando. Una psicoterapia de la cotidianidad, que realmente funcionaba. Profunda a la vez que ingenua. Y como mandada a hacer para los hispano-americanos

A diferencia del psicoanálisis que se dirigía a la cuna de la represión, la gestalt trabajaba con las proyecciones, con lo actual; a partir de las conductas elicitadas por y en el cliente, verbal y corporalmente, construía una metáfora que transportaba el mensaje del cambio.

Cinco veces repitió Espinoza el diplomado y en las cinco me tuvo como alumno, captando siempre algo nuevo, algo que me servía. En ese tiempo la bibliografía sobre la gestalt era escasa y los recursos tecnológicos no eran tan abundantes como ahora. Por ello, desde el primer curso comencé a grabar las sesiones, mismas que, transcritas al papel, constituyeron un soporte teórico, además, por ese tiempo conseguí un libro mimiografiado de Fagan y Shepherd que se llama “Teoría y técnica de la psicoterapia gestáltica”.

Entonces pues, después de graduarme cinco veces en el diplomado de 250 horas, como lo tengo dicho, integré un modelo personal de psicoterapia, estructurado y fundamentado principalmente en la terapia gestalt, que funcionaba bastante bien.

A partir de entonces me convertí en activo practicante, investigador y divulgador de la gestalt por todo lugar donde me llamaron, tanto dentro como fuera del país. Trabajé intensamente con fármaco-dependientes en el Sistema de Centros de Integración Juvenil, donde fui fundador del la primera comunidad terapéutica y cofundador de la primera unidad de desintoxicación con enfoque humanista ambas para  fármaco-dependientes y en México, lo anterior con resultados sorprendentes y sobresalientes.

Los resultados obtenidos me llevaron a trabajar con grupos de la más diversa orientación. Religiosos, empresariales, estudiantiles, de reclusos e incluso de prostitutas de la más baja ralea, de las llamadas “ruleteras”; quienes recibieron e incorporaron beneficiosamente el mensaje. Para cada uno la gestalt ofrecía una perspectiva fresca y un mensaje que encajaba en su contexto y motivaba hacia la integración personal.

Concurrí a cuanto foro quedó a mi disposición. La riqueza del intercambio que pronto rebasó las fronteras de mi país, fue consolidando mi propia integración de teorías, orquestadas y armonizadas fundamentalmente por la terapia gestalt, lo anterior me permitió conquistar un lugar en el creciente movimiento gestáltico internacional y me llevó a recibir varias distinciones, entre ellas, una de las que más aprecio,  la conferida por la  Asociación Española de Terapia Gestalt, que en 1989, me hiciera venir a Europa para distinguirme con el nombramiento de miembro didáctico y miembro de honor.

La obra

Ya desde los 70s del siglo pasado, había comenzado mi labor como docente de pregrado en la Facultad de Psicología de la Universidad de Guadalajara y de otras Universidades de esta zona, así como Director de la Escuela de Psicología de la Universidad del Valle de Atemajac. Después de acompañar a varias generaciones, llegué a la conclusión de que el psicólogo, en quien recae de primera intención el ejercicio de la psicoterapia, no egresaba facultado para ejercerla. Ya que el perfil con el que egresa de la carrera es el de investigador en ciernes. Para ser psicoterapeuta, tendría que tomar una formación larga, costosa y distante; entiéndase psicoanalítica; larga y costosa porque así es y distante porque a la sazón sólo había un lugar en el país, la ciudad de México, dónde prepararse.

El psicólogo, a diferencia del médico, del abogado y del contador, que son las profesiones que yo observaba, salían mejor preparados al terminar el grado, no se forjaba en el campo; como los últimos, se graduaba más o menos dotado como medio investigador, y sólo teórico en ciencias sociales, muchas veces sin haberse dado la oportunidad de explorar y resolver ni en mínima parte su dramática personal y en esa precaria situación se presenta a intervenir en la ajena. Lo que estos profesionistas así egresados podrían hacer, es una práctica de alto riesgo, de resultados impredecibles y en el mejor de los casos inocuos pero tampoco beneficos.

Era necesario integrar una institución formadora de terapeutas. Una capaz, no sólo de enseñar el oficio, sino de egresar excelentes seres humanos, capaces de actualizar su propia existencia, de ser emprendedores y acompañar efectivamente a sus terapeandos, como resultado de haber al menos, iniciado y procesado la exploración y ventilación de su problemática personal.

Sin embargo la empresa tenía grandes complejidades. Necesitaba un cuerpo teórico completo, ordenado de manera secuencial. Precisaba docentes que mostraran un perfil acorde para servir como modelos de calidad. Requería instalaciones físicas apropiadas, financiamiento suficiente, una adecuada administración y finalmente, tendría que vencerse el azaroso trámite del reconocimiento oficial de los estudios por el ministerio de educación pública, es decir la acreditación oficial.

Pienso que haber definido la visión del conjunto, aunque los retos parecieran formidables, de alguna manera precipitó, a su tiempo, la conjunción de recursos que condujo a la encarnación del ideal. En el proceso ocurrieron varios aciertos que fueron determinantes:

El primero de ellos fue aceptar el puesto de Director de la Facultad de Psicología de la Universidad del Valle de Atemajac. A lo largo de los cuatro años de mi gestión, aprendí y puse en práctica mis ideas sobre la administración educativa.

Otro determinante fue la presión de mis alumnos y mis colegas que, ávidos de aprender me insistían para que integrara grupos de entrenamiento en psicoterapia gestalt. Consciente de las complejidades, postergué repetidas veces el inicio, argumentando problemas de tiempo, de espacio y de material de apoyo. Hasta que un día, mi esposa “coludida” con una colega de las más entusiastas, se presentaron con mi secretaria, revisaron mi agenda e hicieron un espacio. Luego me informaron: “Sergio, el próximo martes, de 7 a 9, tienes sesión con tu nuevo grupo en tu consultorio”.

En la fecha señalada se presentaron doce personas. Con ellos se integró el primero de los que luego nombraría “Grupos de terapia didáctica”. Nos reuníamos semanalmente; comenzábamos con el trabajo terapéutico y en un segundo momento hacíamos un desglose técnico de lo trabajado, de las herramientas empleadas y de los supuestos teóricos subyacentes a la práctica observada. Al salir de la sesión, los participantes se llevaban alguna bibliografía para revisar hasta la próxima sesión.

Los resultados que mis alumnos estaban obteniendo, tanto en su experiencia personal de vida como en su esfera profesional, hicieron que pronto tuviera una larga lista de aspirantes en espera de ingresar a uno de estos grupos. Esto me condujo a formalizar el programa de trabajo para darle el carácter de diplomado.

No quiero dejar de nombrar en este momento a la que ha sido mi compañera y apoyo durante los últimos 22 años, me refiero a mi esposa Cecilia, quien de acuerdo  con mi colega y como ya lo tengo relatado fueron quienes me impulsaron en el primer paso que me daba tanto susto.

También quiero mencionar a los maestros que invité a trabajar casi desde el principio en quienes vi las características que yo necesitaba para llevar a cabo la Maestría y sólo me tocó compartirles la mística que ha hecho de INTEGRO la institución que ahora es.

Sin embargo, a pesar de que mis egresados contaban con las herramientas necesarias para hacer un trabajo de calidad, seguía vigente el problema de la acreditación de los estudios. La falta de un documento de validez oficial impedía que las instituciones reconocieran su preparación como un postgrado.

Había llegado el momento de transformar el diplomado en una maestría. Afortunadamente para entonces ya no estaba solo en la tarea. Mis primeros alumnos habían seguido avanzando teórica y metodológicamente y se perfilaban ya como docentes de calidad. Juntos habíamos adquirido una experiencia que habría que ordenar y conjuntar dentro de esa mística a la que me refería en líneas anteriores.

Para hacer frente a esta tarea, en 1987 fundé legalmente el Instituto de Terapia Gestalt Región Occidente, razón social que conformaba el acróstico “INTEGRO”, palabra que simbolizaba el ideal de propiciar un desarrollo integral en sus egresados, incluyendo la atención a las cinco puntas de la estrella de Ginger (emocional, biológica, social, intelectual y espiritual).

La creciente complejidad del Instituto exigió de la totalidad de mi tiempo, por lo cual en 1988 dejé la dirección de la Facultad de Psicología, lo que me permitió completar el programa formal de la maestría y presentar, en 1991, ante la Secretaría de Educación Pública, el paquete didáctico con el plan de estudios, para su acreditación.

Finalmente, tras dos años de intensa actividad y de lucha con la burocracia, en diciembre de 1993, cuando egresaba la sexta generación, INTEGRO recibió el “Reconocimiento de validez oficial de estudios de maestría”, quedando facultado para expedir títulos y para gestionar la cédula profesional correspondiente.

Uno de los parámetros incluidos en mi filosofía personal, fue y ha seguido siendo, el imprimir al Instituto un sentido social antes que lucrativo. Sin embargo, mantener los aranceles a un nivel accesible, sin merma de la calidad de la educación, ha sido un reto que en más de una ocasión nos ha ocasionado problemas.Particularmente en 1995, cuando mi país se vio sumido en una crisis económica de proporciones mayúsculas. La matrícula descendió, principalmente por los gastos de transporte que tenían que enfrentar los alumnos que acudían de localidades remotas; la recuperación de las cuotas se vio muy dificultada y la estructura del Instituto se tornó inestable.

Para hacer frente a la situación, lejos de replegarnos, comenzamos a fundar centros de estudio en diversas partes del país. Con ello logramos disminuir el gasto de los maestrantes, decisión que favoreció un abatimiento significativo en el costo de los estudios, aún a costa del sacrificio de financiar el desplazamiento de los maestros.

Por otra parte, negociamos con el Ministerio de Educación la posibilidad de incorporar profesionistas de disciplinas distintas a la psicología, previo curso propedéutico de familiarización con esta ciencia además teniendo muy claro que el psicoterapeuta no necesariamente tiene que ser psicólogo, ya que lo que te hace terapeuta es el haber superado los problemas personales y no el estudiar una curricula que se inclina hacia la investigación.

Actualmente nuestra institución se ha consolidado y representa una verdadera alternativa. De nuestras aulas han egresado aproximadamente 130 generaciones con más de 2500 psicoterapeutas de doce países. Muchos de ellos, además de ser excelentes seres humanos, ocupan puestos de gobierno de alto nivel, son empresarios, asesores y capacitadores.

Existen veinte centros INTEGRO a lo largo de México; desde Tijuana, en la frontera norte, hasta Chiapas en la frontera sur. En ellos se están formando actualmente aproximadamente 1000 terapeutas.

Ofrecemos, además de la Maestría en Terapia Guestalt, postgrados formales en Creatividad, Gestalt infantil, Sueños, Terapia de Danza y de Movimiento, PNL y un doctorado en Psicoterapias Humanista-existenciales con acreditación oficial.

Para la labor docente contamos con un plantel de 80 maestros-terapeutas, quienes, egresados de la maestría y el doctorado, han pasado por un periodo de adjuntoría antes de hacerse cargo de un grupo.

Adjuntoría es el programa que hemos creado para la formación de maestros y consiste en detectar algunos de nuestros alumnos que se han distinguido más durante su formación y entonces al final de ella lo invitamos a que acompañen a alguno de los maestros durante dos a cuatro años a fin de que vaya modelándolo y al final no sólo sea parecido al maestro sino que definitivamente esté listo para en su momento superarlo.

Como una forma de cumplir con nuestra función social e incidir en la comunidad, hemos fundado el Centro de Atención Psicoterapéutica para la Comunidad Integro, CAPCI.  En este lugar, y sólo en Guadalajara, cada semana, cerca de 1000 personas de todas las edades y diversa condición socio-económica, son atendidas por los maestrantes que cumplen, como requisito para su titulación, con un periodo de 300 horas de servicio social supervisado.

Es así como hemos encarnado el ideal. Integro ha llegado a ser, no la más grande, pero si, una de las instituciones más importantes en la formación de terapeutas en el mundo.

Les he hablado del hombre y de la obra. Queda pendiente describir los fundamentos de nuestra teoría de la psicoterapia y la forma como esta se transforma en un proceso; esto es precisamente lo que haré a partir de ahora.

Nuestra visión del hombre

INTEGRO, para definir su visión del hombre, ha sumado y asumido los mejores logros del pensamiento existencial que ha heredado y cristalizado en un humanismo-en-camino, entre cuyas mejores voces están las de Kierkegaard, Heidegger, Jaspers, Sartre, Marcel, Buber y otros, así como de los terapeutas con enfoque existencial como Perls, Rogers, Frankl, Binswanger y muchos más, sin pasar por alto a los personalistas como Mounier, Lacroix, Levinas, Domenach, Ricoeur

En INTEGRO concebimos al hombre como un ser-en-el-mundo, cuya presencia excepcional y única nos hace no visualizarlo como cosa ni como objeto, además de que sabemos que es un ser iluminador del mundo en que habita, gracias a su horizonte personal y su proyecto-mundo

La  unidad  total  de  la  persona  es  un  principio  que  nos  impide  dividirlo  en

cuerpo-mente, sujeto-objeto, materia-espíritu. Consideramos que la disección parcializa al hombre y lo reduce a miles de pedazos que se resisten a la re-síntesis. La totalidad no es la suma de las partes es algo más: una gestalt.

Dado que el hombre no es ni una cosa, ni una piedra ni un árbol, es necesario hacer frente a la deshumanización a la alienación, a la separación y a la fragmentación del hombre por la tecnología, la burocracia, la mecanización y la racionalización. Cuando se trata al hombre como una cosa y él mismo llega a considerarse como tal, fácilmente puede ser manipulado, controlado, modelado y explotado y no puede vivir de manera verdaderamente humana

El hombre es libre y ser libre es estar dispuesto: dejar que lo que es, sea. Es posible que el hombre no sea libre para hacer; pero no puede dejar de ser libre para ser.

El hombre es libre y el único responsable de su existencia. A él le concierne tanto la muerte como la vida sin pasar por alto la Energía que la sostiene; el pavor se asoma tan profundo como el valor, el odio como el amor, el fracaso como el triunfo, la tristeza como la alegría, porque no puede haber luz sin sombra.              ‘

El hombre puede advertir o ignorar sus potencialidades, y  al permanecer abierto en todo momento estas potencialidades se revelan, partiendo siempre de la base de su existencia, que establece límites precisos al devenir de la persona. Palpita la posibilidad de cambiar la propia existencia, de descubrir y desenvolver un mundo totalmente nuevo.

De la misma forma, el llegar-a-ser nunca es estático, siempre está en proceso de ser algo nuevo, de trascender. La meta es llegar a ser completamente humano, aun cuando el estado pleno del hombre sea elestar-en-camino. Llegar-a-ser implica dirección y continuidad, pero esta puede quebrarse y aquélla cambiar. La persona por ser-en-el-mundo, descubre las posibilidades de su existencia a través del mundo y éste es hallado por la persona que existe en él como presencia orientada al mundo.

Filosofía educativa

En INTEGRO, soy libre significa al mismo tiempo soy absolutamente responsable de mi existencia. Ser hombre es un proyecto difícil de llevar a cabo y sabemos que cada uno cuenta con lo necesario para realizar su propia vocación. En este principio centramos nuestro enfoque educativo. De ahí se deriva el que los alumnos asumen la responsabilidad de su aprendizaje. Desde esta perspectiva es una educación centrada en el alumno, y más aún, una educación centrada en la relación ya que el maestro también aprende.

El ser humano no reacciona frente a la realidad, sino conforme a la representación que tiene en su mente de la realidad y lo que el ser humano percibe no es lo que existe, sino lo que ha aprendido a percibir. La cultura y las circunstancias le hacen vivir una vida irreal. Los muros que le aprisionan son propios, no reales. Lo que el ser humano ama u odia no es la esencia de las cosas o de las personas, sino la percepción que tiene de ellas. De aquí se deriva una visión de respeto a prueba de fuego para todas las formas de ver el mundo, ya que todas son válidas en la autenticidad personal de su propia verdad.

La mayoría de las personas sólo usan una mínima fracción de su potencial. Nuestras vidas están pre-fíguradas y estereotipadas. Representamos los mismos roles una y otra vez, y encontramos pocos caminos para reinventar nuestra existencia. Si halláramos lo que nos frena a nosotros mismos, nos alentaría más la visión de autorrealización, al constatar la total medida de nuestro potencial humano, nuestra vida: el potencial basado en la actitud de vivir cada momento con frescura. De ahí la gran relevancia que tiene para nosotros la creatividad como factor básico en el proceso enseñanza-aprendizaje.

El ser humano deja su huella en todo lo que hace, eligiendo el que sus límites puedan ser estrechos y comprimidos o amplios y expansivos. Cuando este proyecto está denominado por pocas categorías, la amenaza es más inminente que cuando es más variado. De este modo, si una persona se ve acechada en una dimensión, pueden surgir otras, ofrecerle un paso seguro, y lograr una existencia abierta o cerrada, revelada o encubierta, iluminada u obscura, extensa o limitada, según su elección. De aquí podemos deducir que una persona con más opciones, tiene más posibilidades de autorrealización que aquéllas que cuentan con menos alternativas.

Lo que suele llamarse comportamiento libre y responsable, probablemente no se trata de una acción consciente, sino de un movimiento mecánico y de reacciones programadas, y en lugar de contactar con la realidad se responde a estereotipos, a principios rígidos, a simples apariencias o a etiquetas, aunque a veces, de todos modos, el ser humano se enorgullece de su capacidad de razonamiento, el que trata de demostrar de las más variadas maneras, pero que en la generalidad de las veces es racionalización.

La personalidad básica de nuestro tiempo es ser manipulador, porque estamos viviendo en una sociedad con elementos insanos, inauténticos, en la que tenemos que escoger entre llegar a ser parte de la enfermedad colectiva o correr el riesgo de llegar a la salud y ser considerados como inadaptados y rebeldes. Una meta, por lo tanto, es ayudar a cada individuo a encontrar dentro de él su propio centro. Si está orientado en sí mismo, estará sintonizado al orden universal y nunca más tendrá que ajustarse.

La base de la existencia a la cual el hombre es arrojado y la manera en que el hombre se encuentra a sí mismo en el mundo, que es su fundamento, constituye su destino, que ha de desarrollar para vivir plenamente y lograr una vida auténtica. El castigo de la in-autenticidad, son los sentimientos de culpa, el vacío existencial y la inseguridad ontológica.

El hombre es la totalidad de sus potencialidades pasadas, presentes y futuras para relacionarse con el mundo. La existencia humana no es solamente un proceso físico, sino principalmente un hecho histórico (un-ser-histórico): temporalidad. Y este despliegue que tiene lugar a su tiempo, hace que la persona siempre posea un pasado (haber-sido) un presente (ser-con) y un futuro (ser-delante-de-sí-mismo); por lo que todo fenómeno humano es inseparable de su pasado y de su futuro; y pensar de otra manera, cualquiera que ésta sea, sería pensar de una manera reduccionista, y cuando hablamos de presente histórico que realiza un ser-en-el-mundo, nos referimos al tiempo cualidad, al tiempo vivido. La proximidad o lejanía con que se existe en el mundo, determina la espacialidad y basada en un ser real relacionada con algo, puede experimentar la proximidad tanto como la lejanía; estamos aquí en la esfera del espacio cualidad, del espacio vivido.

El hombre no es prenda del medio, ni la creatura de sus instintos, necesidades e impulsos. Por el contrario, tiene libertad de elegir y es el único responsable de su existencia. Puede trascender, si lo desea, tanto su medio físico como su cuerpo y a sí mismo. Todo es producto de su elección. Es probable que no tengalibertad de…, pero sí libertad para…, él determina qué será y qué hará. Desde luego que la libertad para elegir no asegura que las elecciones sean sabias, sin embargo, con esta posibilidad de elección, podrá vivir de una manera auténtica o inauténtica, gratificante o desgastante, trascendente o intrascendente, sincrónica o discrónica.

Las teorías o preconceptos a veces actúan como un filtro deformador para aprehender la verdad revelada por la experiencia y ésta sólo puede lograrla una persona completamente abierta al mundo. Nuestras metodologías didácticas van del seminario al taller y hacen gran énfasis en el aprendizaje experiencial, no sólo por la práctica que se requiere, sino por la emergencia del propio vivir personal del cual el alumno aprende significativamente. Esta práctica docente es iluminada por la teoría existencial en su forma más sólida y congruente, e INTEGRO hace uso de ella.

Es necesario hacer a un lado el concepto de causalidad y reemplazarlo por el de motivación. No existen relaciones de causa-efecto en la existencia humana, a lo sumo, hay conjuntos de eventos interrelacionados, pero no es permisible la causalidad de la consecuencia, pues consideramos que de ser así, no existiría la responsabilidad.

Principios de aprendizaje y modelo educativo

El enfoque existencial en psicoterapia, como hijo del psicoanálisis, de la psicología gestalt, de la psicología de la conducta, de la filosofía existencial y de la filosofía oriental, de la filosofía indígena mesoamericana, es básicamente un método de re-aprendizaje. Por tal motivo, es este enfoque el que plantea en sí mismo los principios de aprendizaje que dan cuerpo a nuestro modelo educativo.

A lo largo de mi experiencia, he implementado un principio básico de aprendizaje en INTEGRO y es lo que llamo aprendizaje incidental. Este consiste en aprovechar el incidente; de ahí su nombre, que emerge en la situación vivida por el grupo en movimiento. El evento que aflora se convierte en el verdadero maestro. Esto permite la horizontalidad del aprendizaje en la que… todos aprendemos de todos, recordando aquella poderosa idea de Paulo Freiré. El aprendizaje incidental nos permite tocar la vivencia como corazón fecundo del aprendizaje, para luego convertirlo en fundamento teórico, como visión que ilumina la realidad y finalmente, ponerlo en práctica a través de una aplicación coherente y creativa.

La terapia gestalt es una forma de terapia existencial basada en la premisa de que los individuos deben encontrar sus propios caminos en la vida y aceptar su responsabilidad personal si desean adquirir madurez; enfoca su atención en el qué y cómo de la conducta y la experiencia en el aquí y ahora, integrando las partes fragmentadas, alienadas y proyectadas de la personalidad.

El enfoque existencial usa los ojos, los oídos y todos los sentidos del terapeuta (y de los miembros del grupo, cuando lo hay) para estar en el aquí y el ahora. Evita la intelectualización abstracta, el diagnóstico paralizante, la interpretación dogmática, y la verborrea excesiva. Lo crucial es proporcionar un clima donde los clientes puedan llevar a efecto sus propios procesos de desarrollo y llegar a enfocarse más claramente sobre su cambiante conciencia de un momento a otro, descubriendo algo nuevo en cada instante, algo que se impulse hacia adelante, desarrollando el tema de su propio movimiento y terminando en iluminaciones que parecían imposibles al principio.

El enfoque existencial cuenta con un abordaje confrontativo y activo que trata con el pasado del cliente, sólo para traer los aspectos relevantes de él al presente. Busca el contacto directo y la expresión de los sentimientos, tratando de eliminar la intelectualización abstracta acerca de los propios problemas.

Presta atención a los mensajes no-verbales y corporales. Rehúsa aceptar el desamparo como un pretexto para no cambiar. Enfatiza que el cliente es el que debe encontrar sus propios significados y hacer sus propias interpretaciones. Pretendemos que en un tiempo muy breve los clientes sean capaces de contactar y manejar, a través del juego del ensayo, sus propios sentimientos y problemas. El enfoque existencial se interesa por lo obvio, pero por su simplicidad aparente no debe creerse que el trabajo del terapeuta existencial sea fácil o superficial, ya que no es lo mismo sencillo que fácil

Sabemos que existe el peligro de dormirse en un rol impersonal y técnico, por medio del cual los terapeutas oculten a los clientes su propia personalidad y se conviertan en directores de ejercicios y juegos sin fin. Si el terapeuta no se usa a sí mismo como un instrumento de cambio terapéutico se vuelve poco menos que un entrevistador, catalizador o técnico que sólo hace juegos terapéuticos con el cliente. Desarrollar una variedad de ejercicios gimnásticos es fácil, pero el empleo de las técnicas de una manera mecánica es otra forma de permitir a los clientes continuar viviendo de una manera no auténtica. Si los clientes están ahí para llegar a ser auténticos, necesitan contactar con un terapeuta en lucha por ser auténtico… Y esto es lo que pretende INTEGRO: formar terapeutas auténticos. En el enfoque existencial, uno de los objetivos centrales es desafiar al cliente a moverse del soporte ambiental al auto-soporte y no hacer al cliente dependiente de otros, sino hacerlo descubrir desde el primer momento que puede hacer muchas cosas, más de las que él ha pensado que puede hacer.

En INTEGRO, a través del enfoque existencial y de manera primordial en la terapia gestalt, intentamos la expansión de la conciencia, pues sin ella los alumnos -y en su caso los clientes- no poseen las herramientas para el cambio de personalidad, no tienen la capacidad de encarar y aceptar sus partes negadas o alienadas, de contactar con sus experiencias subjetivas y con la realidad; cuando logren esto, estarán unificados, enteros y vivos.

Otro de los objetivos del enfoque existencial es la maduración del individuo y la movilización de los bloqueos que le impiden estar parado en sus propios pies; enfrentar sus fantasías catastróficas que le detienen a vivir plenamente, y sus fantasías anastrófícas que lo han llevado de fracaso en fracaso; así como sus miedos irracionales por los que se ha rehusado a correr los riesgos necesarios para expandir su conciencia y de esa manera auto-actualizarse.

Al hablar del ethos presente, se desarrolla la tesis de que el poder está en el presente; el concepto más difícil de enseñar es que sólo el instante existe ahora y que el hacerlo a un lado quitamos al vivir la cualidad de realidad. Para mucha gente, el poder del momento actual está perdido y en lugar de estar-ahí, invierte muchas energías en lamentar sus errores pasados, en lamer sus heridas y en rumiar de qué manera hubiera o podría haber sido diferente, o en ocuparse de resoluciones sin fin y en fantasías futuras. A medida que la gente dirige su energía hacia lo que fue, debía haber sido o podría ser, su capacidad para capitalizar el poder del presente disminuye, mientras que para nosotros la fe en el presente es la vivencia afirmadora de la experiencia

Cuando los individuos pierden de vista el presente y se preocupan por el futuro, experimentan ansiedad, ya que la ansiedad es la trampa entre el ahora y el futuro. Al pensar en el futuro viven una etapa de miedo y al no estar en el presente, intentan llenar el espacio entre el ahora y el entonces con fantasías, ilusiones y visiones, ocupando mucho de su pensar en prever. El ensayo interno consume mucha energía y frecuentemente inhibe nuestra espontaneidad y buena voluntad de experimentar nuevas conductas. “Las relaciones fracasan porque tienen demasiadas expectativas y poca apertura.”

El enfoque existencial no ignora el pasado de las personas. El pasado es importante cuando está relacionado de alguna forma con los temas significativos en el funcionamiento presente del individuo y éstos tienden a aferrarse al pasado para justificar su falta de eficacia y sabiduría para hacerse responsables de sí mismos y de su crecimiento, inculpándose y culpando a los demás para evitar su propia responsabilidad.

Desde la perspectiva gestáltica, uno de los conceptos clave es el de los asuntos no terminados, que generalmente involucran sentimientos no expresados como resentimiento, rabia, odio, dolor, ansiedad, aflicción, culpa, abandono, etc., y están asociados con distintos recuerdos y fantasías. Por no ser experienciados totalmente en conciencia, se mantienen en el fondo y saltan a la vida presente interfiriendo con el contacto efectivo con uno mismo, con los otros y con lo otro. Los asuntos llamados no terminados, oterminados completamente… pero no como quisimos, perduran hasta que el individuo se ve acosado por la preocupación, la conducta compulsiva, la cautela, la energía opresora, la repetición del síntoma y toda la variedad de conductas auto-destructivas… hasta que la efervescencia de nuestro potencial llega a ser bloqueado.

Idealmente, la persona no impedida es libre de ocuparse espontáneamente con cualesquiera de sus intereses; esto es un proceso natural y una persona que vive de acuerdo a este ritmo, se experimenta a sí misma tan flexible y clara, como efectiva.

El individuo tiene todos los elementos que necesita para sobrevivir, y por eso afirmamos que el presupuesto básico del enfoque existencial es que los individuos pueden por sí mismos tratar con efectividad sus problemas vitales. La tarea central del terapeuta es, entonces, acompañar a los clientes en la total experienciación de su ser-en-el-aquí-y-ahora, yo-tú-presentes; ser-con-ellos para que lleguen-a-ser concientes de cómo se evitan a sí mismos el sentir y experienciar el presente (lo único real existente).

Los clientes vienen persuadidos de que no tienen recursos para enfrentarse a sus problemas y con sus miedos a las expectativas catastróficas, y así evitan el utilizarlos.

En el abordaje con enfoque existencial, los clientes, en tanto les es posible, llevan a cabo la propia terapia, hacen sus propias interpretaciones, sus propias integraciones, crean sus propias razones y encuentran sus propios significados y re-soluciones.

La terapia ha de proporcionar la intervención y el reto suficientes para ayudar al individuo a ganar conocimiento y luz de cómo procede hacia la integración y el crecimiento; también debe proporcionar el respeto y la espera suficientes para no violentar el proceso. Una vez que el individuo reconoce por experiencia sus bloqueos hacia la madurez, su significación de ellos aumenta y es entonces cuando puede reunir la energía para activar el potencial para una existencia más auténtica y vital.

La experiencia directa produce mejores resultados que sólo discutir abstractamente el informe histórico del cliente, o andar a la pesca de causas de la conducta presente. Descubrimos que los clientes que reportan que pueden sentir sus conflictos desarrollan una nueva conciencia de sus luchas, y aprenden a aceptar, integrar y conciliar las polaridades dentro de sí mismos; los sentimientos son importantes y aquellos no asumidos crean desecho emocional innecesario que cubre desordenadamente la consciencia centrada en el presente y el resentimiento es la fuente más frecuente y el peor tipo de los asuntos no terminados.

El terapeuta y la formación de terapeuta

En el enfoque existencial con una visión gestáltica, no se resta, sino que se suma; no se elimina, sino se integra; no se lucha, sino se concilia; no se cambia, sino se trasciende; no se culpa, sino se responsabiliza, en una frase: no eliminamos las resistencias sino que las convertimos en asistencias.

En el enfoque existencial, sin una intensificación de los sentimientos y sensaciones, la persona sólo especularía sobre el porqué siente en esa forma. El porqué generalmente conduce a racionalizaciones y a auto-decepciones que alejan de la inmediatez de la experiencia.

Una función muy importante del terapeuta existencial es poner atención al lenguaje corporal del cliente.Las indicaciones no-verbales y para-verbales del cliente, dan al terapeuta información valiosa que retroalimenta fenomenológicamente, porque con frecuencia revelan sentimientos de los cuales el cliente no se ha apropiado. La postura, los movimientos, los gestos, la voz, las vacilaciones de un cliente, nos cuentan su historia real. La comunicación verbal frecuentemente es mentirosa o incompleta y si el terapeuta está orientado al contenido, se olvida de la esencia de la persona. La comunicación real está detrás de las palabras. Los sonidos, los gestos y los movimientos dicen el verdadero significado. Todo lo que una persona desea expresar ahí está, no sólo en las palabras.

A veces, algo de lo que decimos es mentira, desperdicio o evasión. Pero la voz está ahí, el gesto, la postura, la expresión facial, los cambios en la coloración y sudoración de la piel, en la respiración, en los movimientos involuntarios y en el lenguaje psicosomático. Por lo tanto, el terapeuta necesita estar alerta para mantener una atención dividida e iluminadora; observar las incongruencias entre las verbalizaciones, lo que el cliente está haciendo con su cuerpo y las modulaciones de su voz.

El terapeuta podrá asistir al cliente para que experiencíe totalmente todos sus sentimientos, sensaciones y se dé cuenta de sus pensamientos, deseos, valores, pues esto lo hará capaz de hacer sus propias interpretaciones y descubrimientos. Formamos terapeutas que propician situaciones para que ocurra el crecimiento, al confrontar a los clientes hasta el punto de que ellos encaren la decisión de si quieren o no desarrollar sus potencialidades. Cuando los clientes enfrentan y exploran sus miedos, su ansiedad manipuladora se convierte en excitación positiva. Una buena dosis de hábil frustración, no del cliente, sino de su hábito manipulador, vale para que éste se vea forzado a encontrar su nuevo camino y a descubrir que lo que él espera del terapeuta, lo puede hacer también por sí mismo. Por eso, el terapeuta ha de ser cuidadoso y no caer en el estilo manipulador del cliente. El alumno ha de aprender esto para no dejarse envolver en su práctica profesional.

Si la relación cliente-terapeuta se quiere conservar viva, todo depende de la participación total del terapeuta, así como sus exigencias por el total compromiso del cliente. El éxito de la terapia está en función de la participación conjunta de dos seres humanos.

Si Freud llamó al sueño el camino real hacia el inconsciente, Perls, sin negar lo anterior, cree que es el camino real codificado hacia la integración. En el horizonte de la gestalt, el sueño es la expresión más espontánea de la existencia del ser humano. Todo se encuentra en éstos, si todas las partes se entienden y asimilan. Si los sueños se exploran con propiedad, el mensaje existencial se vuelve más claro. Los sueños son un excelente camino para descubrir los agujeros de la personalidad, revelar y rescatar las partes perdidas y las estrategias de evitación del cliente, así como también de su potencial, a veces dormido o no valorado suficientemente.

Invitamos al alumno a que se anime como cliente experienciar sus conflictos en lugar de sólo hablar de ellos, y gradualmente expanda sus niveles de complejidad-conciencia, adquiriendo paulatinamente una visión cósmica de su existencia.

Como formadores de terapeutas existenciales con énfasis en la gestalt, enfatizamos que la relación entre el cliente y el terapeuta es el núcleo del proceso terapéutico y, por lo tanto, la personalidad del terapeuta es ingrediente vital en el proceso terapéutico, no tanto la adquisición de las técnicas. Las técnicas son valiosas como adjuntas al proceso terapéutico, pero el énfasis debe ponerse en el proceso de la relación cliente-terapeuta, porque es la calidad de esta relación la que determina lo que a ambos les sucede, debiendo evitarse las tácticas que puedan oscurecer la real identidad del terapeuta al paciente.

Por ser un estilo existencial de terapia, la práctica gestalt, la práctica experiencial, la logoterapia y la psiquiatría existencial, exige una relación de persona-a-persona entre el terapeuta y el cliente. Las experiencias del terapeuta, su conciencia y percepciones proporcionan el fondo, mientras que la conciencia del cliente, percepciones y reacciones constituyen la figura del proceso terapéutico.

El terapeuta necesita explorar con los clientes sus miedos, sus expectativas catastróficas, o anastrófícas, sus bloqueos y sus resistencias. Y su retroalimentación proporciona al cliente el espejo más puro para ganar signifícatividad en lo que está haciendo actualmente.

El terapeuta puede sugerir experimentos y por consiguiente es lo único que dirige y no manipula resultados o conductas para que el cliente logre un enfoque más claro de lo que está haciendo en el presente, y el terapeuta también trae sus propias reacciones al diálogo y por lo tanto es más que un director de terapia individual, es un guía-aprendiz-acompañante. El terapeuta necesita un abordaje involucrado, activo y auto-revelador.

El enfoque existencial en psicoterapia es algo más que una colección de técnicas y juegos. Mientras que la interacción personal entre el terapeuta y los clientes es el núcleo del proceso terapéutico, como quiera que sea, las técnicas pueden ser herramientas útiles para ayudar al cliente a conseguir una conciencia mayor, a experienciar los conflictos internos, a resolver las inconsistencias, a conciliar sus dicotomías y ambivalencias, y a trabajar a través del atolladero que impide el cierre de sus asuntos no terminados.

Con todo lo anterior, el terapeuta existencial que pretendemos formar ha de ser una persona sencilla, humilde y modesta ya que estará clara de que su participación en el proceso terapéutico es necesaria, pero no suficiente puesto que existen dos elementos más que constituyen el conjunto: el cliente y la relación.

Las terapias existenciales, más que un abordaje terapéutico, son un estilo de vida, y en la terapia gestalt tenemos un testimonio encarnado en nuestro tiempo.

Una acentuación primordial: la terapia gestalt

La terapia gestalt fue bautizada por Fritz Perls, Laura Perls y Paúl Goodman entre el año de 1947 y 1951, en la ciudad de Nueva York, cuando apareciera su obra conjunta Gestalt Therapy: Excitement and Growth in the Human Personality. Muchos factores se unieron para que germinara esta creación que se venía gestando desde tiempo atrás. Hoy tiene carta de ciudadanía en muchas partes del mundo

El enfoque de la terapia gestalt está considerado como una terapia del aquí y el ahora por su énfasis en el presente cualitativo de la experiencia significativa de cada individuo. Se le concibe, según los Ginger, como una terapia de contacto porque facilita el encuentro entre las personas más allá del cara-a-cara, comocuerpo-a-cuerpo, es decir, en su calidad de absoluto, en esa totalidad que soy yo.

El contacto juega un papel primordial en la armazón teórica y práctica de este movimiento terapéutico. El contacto es la capacidad que tenemos para tocar-con los otros, lo otro y nosotros mismos. La vivencia de separación nos brinda la condición sine qua non del contacto. El fluir de nuestra vida se desarrolla en la búsqueda del equilibrio entre la unión y la separación.

Los vehículos del contacto son las funciones motrices y sensoriales. Su utilización no es garantía de un contacto adecuado; puede resultar disfuncional. El contacto implica una conciencia activa y el aparecer de dos figuras bien definidas: yo y mi necesidad. Así puedo marcar, clara y relevantemente, las fronteras del sí mismo. Aparece el requerimiento de ser yo mismo a lo largo de mi existencia. El medio en que vivimos, colabora a crear una imagen falsa de nosotros: ya sea ideal o demandada, de tal manera que a veces gastamos más energía en ser lo que no-somos o en ser lo que queremos ser, que en permitirnos ser lo que si somos.

Esta visión terapéutica busca apoyar a la persona para que descubra su propia imagen y, con ella, poder pertenecerse a sí misma, haciéndose responsable de su existencia y lograr una imagen coherente de sí misma.

Ante los fracasos en los eventos de contacto, aprendemos a evitarlos, huyendo de la realidad, de nuestras emociones y sensaciones para irnos a refugiar al pasado o al futuro.

 

La perspectiva gestáltica nos ofrece una estrategia para recuperar la confianza en nosotros y el mundo, de tl manera que con un nuevo modo-de-ser, afrontamos creativamente la realidad.

La escuela de la gestalt ha estudiado con gran cuidado los mecanismos neuróticos de evitación ante el contacto real y dos de sus efectos: la angustia y las situaciones inconclusas. Desde Zinker hasta Castanedo, el tema del ciclo de la experiencia ha cautivado poderosamente su atención y han añadido el tópico de las neurosis y sus cinco capas.

Nos da sus puntos de referencia para lograr la restauración de la personalidad como búsqueda de la unidad del ser: a) vivir en el aquí y el ahora, b) poner atención en el cómo, más que en el porqué, c) asumir la responsabilidad de ser lo que se es, d) respetar el ritmo del contacto-retirada, e) aceptar la frustración como parte de la frustración existencial, f) crear juegos y técnicas adecuadas de intervención

Las grandes líneas de intervención en la tradición gestáltica son: a) la consciencia del ser-en-el-mundo, b) duelos y despedidas, c) la dificultad de romper el cordón umbilical, d) la amenaza de los niños en crecimiento, e) las dificultades en una relación de pareja, f) el apego al sufrimiento.

Marie Petit plantea las cualidades de un terapeuta gestalt: a) todo terapeuta gestalt requiere de una filosofía sólida, b) ha de vivir cualitativamente en el aquí y el ahora, c) ha de involucrarse personalmente, d) ha de contar con herramientas adecuadas y elegancia en los experimentos.

La psicoterapia gestalt en México

A mediados del siglo XX el pensamiento y las prácticas del este, deslumbraron a occidente, en especial a Europa y Estados Unidos de Norteamérica. Las tierras del sol naciente habían fascinado al mundo del oeste con su tradición llena de misterio y encanto: era seguir el Camino Tao, que nos facilita el acceso a la propuesta que podemos escuchar así: deja que lo que ha de ser, sea. Los terapeutas gestalt no quedaron al margen de este encanto y sumaron a su marco de referencia, las enseñanzas del antiguo oriente.

En INTEGRO recibimos esta influencia. Volteamos nuestros ojos hacia esa tradición milenaria y en el regocijo de la búsqueda, encontramos que nosotros también tenemos nuestra propia historia y que podemos beber agua fresca de nuestro manantial.

En el pensamiento indígena, el maestro era un desenmascarador, es decir, su labor era colaborar para que la persona adquiriera y desarrollara un rostro y humanizar el querer de la gente. Uno de los objetivos delpadre de gentes, educador, raíz y principio del linaje de hombres, era enseñar a vivir y ser una gruesa tea que no humea, según la versión de Sahagún.

El rostro en sentido metafísico y metafórico es lo más característico de la persona que lo saca del anonimato y lo introduce hacia el ser. Su corazón es el símbolo del movimiento buscador del yo, del yo ansioso de poesía, flor y canto. Hay rostros amorfos y borrosos, y corazones que se han perdido a sí mismos. También hay rostros bien definidos y corazones que laten con fuerza.

Esta cultura nos previene con respecto a la ilusión de la verdad, enseñándonos que no hemos de caer en la trampa del sueño, del mundo de lo que se va para siempre, según el texto de León Portilla. El sabio, en cambio, es tinta negra y roja, en él se hallan las cosas de difícil comprensión y el entendimiento del más allá.

 

En el Código Matritense nos hallamos que estos filósofos de la vida llevaban todo consigo: los libros de canto y la música de las flautas. Por eso, entre las tareas del maestro estaba el poner adelante de sus semejantes un espejo, para que así, al conocerse, se hicieran cuerdos y cuidadosos, y claro, se dedicaran a vivir, al canto y a la poesía.

Con respecto a la imagen náhuatl del universo, los mitos nos regalan el contenido simbólico de grandes verdades universales, aún hoy vigentes. En esta tradición, el médico juega un papel importante: es un sabio que conoce experimentalmente las cosas. Él conoce directamente el rostro o naturaleza de las cosas y prueba primero el valor de sus medicinas; antes de aplicarlas, las examina y experimenta.

En esta búsqueda encontraron lo que está encima de nosotros y afirmaron que todo está lleno de dioses. Caminaron por las cuatro calzadas hacia el centro (ombligo) del gran Señor que sostiene el cosmos, el Dios de la dualidad, Señor del fuego y del año que en su ser hombre-mujer, engendró a los cuatro dioses que constituyen las fuerzas primordiales que ponen en marcha la historia del mundo. Cuánto podemos aprender en el haz de luces que forman el simbolismo de sus colores: rojo, negro, blanco y azul.

Este Pueblo del sol, como lo llamó Caso, es un corazón inagotable de sabiduría, un destino inédito, una fuerza poderosa y en nuestro tiempo, una herramienta para la autorrealización de nuestro proyecto individual de hombres y en nuestro destino común de Nación.

Estructura dinámica de la maestrí

La logística que permite controlar el avance de más de 1000 alumnos simultáneamente, se ha ido perfeccionando por aproximaciones sucesivas. Trataré de precisar a continuación, un esquema del modelo vigente en la actualidad.

  1. El curso de la maestría se ha fraccionado en 8 trimestres, que se cursan en dos modalidades: Una escolarizada, con sesiones diarias y otra intensiva, en “grupos maratón”, con un fin de semana de 30 horas aula por mes. Permanentemente existen treinta grupos en diferentes grados de avance. El ingreso es semestral.
  2. El 80% del tiempo, se invierte en la revisión del material teórico y la adquisición de habilidades para el trabajo terapéutico en medio de una atmósfera atenta y cuestionadora del incidente y apartir de él trascender. El restante 20% abiertamente en sesiones de terapia grupal.
  3. Cada trimestre cuenta con un número variable de materias teórico-prácticas, de entre las cuales, se considera una principal que funge como pivote de las otras y a la que se asigna mayor carga horaria.
  4. El programa de estudios está integrado por 21 asignaturas, siendo las troncales:

a)         Orígenes filosóficos de la Terapia Guestalt

  1. b)         Principios psicoanalíticos de la Terapia Guestalt
  2. c)         Fundamentos científicos de la Terapia Guestalt
  3. d)         Teoría y habilidades de la comunicación
  4. e)         Sexología
  5. f)         Desarrollo de habilidades para la entrevista
  6. g)         Creatividad en la terapia
  7. h)         Supervisión colectiva de casos
  8. i)          Metodología de la investigación cualitativa
  9. j)          Cada materia tiene su carga bibliográfica, sumando en total 114 obras revisadas. Después de leer cada obra, el maestrante presenta un reporte que incluye una síntesis de lo leído, una descripción de sus descubrimientos personales, la forma como la obra se liga con su experiencia personal de vida y la manera como la nueva adquisición es perfilada como una herramienta para su práctica profesional. Al final del trimestre, el maestrante elabora y presenta un ensayo que conjunta todo el material trabajado, los descubrimientos y el metaconocimiento alcanzado. Además reporta, desde su propia perspectiva, cómo ha ido avanzando en su proceso personal.
  10. k)         La dinámica de las sesiones de trabajo es variable dependiendo de la materia y el asesor. Una sesión típica implica la socialización de una obra, la discusión en grupo y la aplicación de alguna dinámica. Puesto que en todas las sesiones se recrea un espacio terapéutico, cuando a lo largo de la misma algún maestrante hace contacto con asuntos inconclusos de relevancia, estos se atienden de inmediato en forma breve.
  11. l)          Trimestralmente, a partir de los ensayos presentados y de las observaciones de los facilitadores, el consejo de maestros se reúne y analiza caso por caso, comentando la forma como el maestrante ha ido incorporando a su estilo de vida lo experimentado y el comportamiento que ha tenido dentro del grupo. De esta ponderación, para destrabar el proceso de quienes lo ameritan, surgen tácticas que se pondrán en funcionamiento en el siguiente trimestre.

Importante es hacer notar que, cuando el grado de avance de un maestrante está entorpecido de manera persistente, se le canaliza para un proceso de terapia personal, suspendiéndosele de su avance. Si esto no resultara suficiente, se le invita a incorporarse a un grupo menos evolucionado.

  1. m)        A lo largo de la maestría, como parte del programa, se imparten seis talleres complementarios.Estos talleres, todos vivenciales proporcionan parte de las herramientas para poder practicar en el CAPCI en su servicio social supervisado. Además, incorporan personas de varios grupos en un escenario apropiado para recrear una comunidad terapéutica ampliada.
  2. n)         A partir del séptimo trimestre, el maestrante presta un servicio social supervisado de 300 horas.
  3. o)         Concluida satisfactoriamente la carga curricular y el servicio social, el maestrante desarrolla y sustenta un trabajo formal de investigación cualitativa recepcional, primero ante el consejo técnico y posteriormente en el examen de grado, ante el comité de titulación, quien, de resultar aprobado, tomará la protesta para el ejercicio ético de la profesión.

El mundo se encuentra en constante cambio y seguramente mañana habremos cambiado con él. Esta es una semblanza actual de nuestro trabajo, de la forma como estamos contribuyendo a crear una sociedad más gestáltica.

Así lo declaramos, desde Guadalajara, por México, para el mundo: en favor de la raza cósmica hacia la cual caminamos todos.

Please cite this article as: Redazione (2003) “INTEGRO” E L’ARTE DE ENCARNAR UN’IDEAL. Formazione IN Psicoterapia, Counselling, Fenomenologia. https://rivista.igf-gestalt.it/rivista/integro-e-larte-de-encarnar-unideal/

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